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El compositor Hans Zimmer participa en la quinta edición del "Concierto con los Pobres" en el Vaticano. (REUTERS) El compositor Hans Zimmer participa en la quinta edición del "Concierto con los Pobres" en el Vaticano. (REUTERS)

Hans Zimmer: Tenemos el deber de hacer algo que despierte a la gente

En el marco de la quinta edición del concierto con los pobres organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad y la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, conversamos con el célebre compositor de bandas sonoras. En una entrevista con Vatican News, pide a los músicos que creen sin miedo y utilicen su arte como fuerza para la justicia y el cambio.

Francesca Merlo - Vatican News

De las marchas reales a los cantos gregorianos, de los cantos de garganta mongoles a los ritmos de los círculos de tambores de Senegal, la música capta los infinitos rostros de la humanidad. Nos acompaña en nuestras luchas y celebra nuestros triunfos.

Para el compositor Hans Zimmer, la música tiene el poder de afrontar los retos de nuestro tiempo y ofrecer una voz a aquellos cuyo sufrimiento a menudo pasa desapercibido. En vísperas del Concierto con los Pobres que se celebrará en el Vaticano el sábado 7 de diciembre, Zimmer reflexiona sobre el hecho de que un acontecimiento de este tipo no es sólo una fuente de consuelo para los pobres, sino, lo que es más importante, un "grito de guerra" para los que no están presentes, instándoles a actuar.

En una entrevista concedida a Vatican News, Zimmer insiste en el enfoque del concierto, subrayando que su título lo dice todo. No es «para» los pobres, sino con ellos. «Tenemos que mirar a los pobres a los ojos y tratarlos como seres humanos», afirma.

El poder de la música

Llevar su música al Vaticano es un momento importante. Zimmer expresa su deseo de que resurja el compromiso de la Iglesia con la música sacra, contando una anécdota:

"Cuando Steven Spielberg le enseñó a John Williams La lista de Schindler por primera vez, John se levantó y dijo: 'Tengo que ir a dar un paseo'".

Cuando volvió, le dijo: "Te has equivocado de hombre; necesitas un compositor mucho mejor".

Y Steven respondió: "Lo sé, pero están todos muertos".

Zimmer admite que a veces siente lo mismo sobre el estado de la música para la Iglesia.

Hollywood, reconoce, está lleno de defectos. Pero una cosa que hace es encargar música a diario. "Eso es algo que la Iglesia solía hacer, y tenemos que encontrar la manera de recuperarlo, de estar ahí para los demás y mantener viva la música".

Sin embargo, si a Zimmer le encargaran componer música para el Papa Francisco, confiesa que probablemente se sentiría presionado. "Si me dieras 20 minutos, podría hacerlo. Si me dieran más tiempo, pasaría todo ese tiempo entrando en pánico", se ríe.

3.000 pobres asistirán al concierto, y con la nueva música de Dario Vero y monseñor Marco Frisina, y con la participación de la violonchelista nominada a los Grammy Tina Guao, la Iglesia está de hecho aportando nueva música, y al mismo tiempo, como pide Zimmer, estando ahí para los demás.

Música para la justicia social

Zimmer, conocido por sus icónicas partituras para películas, cree que los artistas y músicos deben dar un paso al frente y tomar partido en cuestiones relacionadas con la justicia social. "Durante mucho tiempo, afirma, los músicos no fueron considerados personas ”de verdad'. Estaban en el fondo de la reserva genética. Así que está bien alzarse y devolver el favor".

Zimmer evoca el año 1985, cuando casi todos los grandes músicos de la época se subieron al escenario de Wembley (Londres) para un concierto benéfico e histórico: Live Aid. Aquel, afirma, fue un poderoso ejemplo de cómo la música puede inspirar la acción, aunque sea temporal. "Conocía a toda esa gente", recuerda Zimmer. Harvey Goldsmith, que organizó Live Aid, fue el promotor de Zimmer en Inglaterra. "Es genial sentarse con Harvey y Bob Gelfod y hablar de esas historias", dice. Es cierto que Live Aid, por increíble que fuera, se está desvaneciendo, pero el hecho de que estemos hablando de ello ahora demuestra su legado, y aquel acontecimiento demostró que, "a corto plazo, algo puede suceder".

Décadas después, la crisis no se ha desvanecido

Sin embargo, Zimmer reconoce que el legado de Live Aid también sirve para recordar la importancia de mantener estos esfuerzos. Los problemas que abordó Live Aid siguen siendo tan acuciantes como siempre. "Viendo ahora las imágenes de la BBC, deberíamos estar más conmocionados que entonces, sólo por lo relevantes que siguen siendo".

Música terapéutica

Zimmer opina que la responsabilidad de los músicos va mucho más allá del mero entretenimiento. Es una herramienta para el cambio y Zimmer reconoce sus fenomenales capacidades curativas y su naturaleza terapéutica. Describe su propia experiencia: "Cuando me siento al piano... llega un momento en que parece que no hay nadie más en la habitación, sólo el piano y yo. En ese espacio, todo el dolor se desvanece".

Esta experiencia profundamente personal es lo que hace de la música un poderoso aliado en la curación de las víctimas de injusticias en todo el mundo. Explica por qué la música se utiliza como forma de terapia, por qué cura y salva. "La música se convierte en un refugio", reflexiona. Puede que sólo sea por un momento, "pero te da un respiro de las fuerzas de la oscuridad".

Como músicos, como artistas, como personas, dice, "tenemos el deber de usar nuestra imaginación, que es para lo que somos buenos. Escribir una canción, hacer una película, escribir un libro... hacer algo que despierte a la gente y le permita participar".

Música para la guerra, canciones de paz

Pero Zimmer es consciente de la doble cara de la música. Mientras que canciones como las de Bob Dylan y Joan Baez se han convertido en himnos antibelicistas, moldeando la visión y el entendimiento de toda una generación sobre la inutilidad de la guerra, también señala el poder de las marchas militares, que a lo largo de la historia han motivado a jóvenes de ambos sexos a marchar para arriesgar sus vidas, y llevar a otros, al frente de batalla.

Canciones de paz y marchas de guerra, pero también Beethoven, o Bach, son grandes ejemplos, para Zimmer, de música que nos muestra la profundidad de la humanidad, incluidos sus lados oscuros, "y nos permite luchar con ella".

El consejo es: haz lo que quieras

Por último, Zimmer responde "no, no, no" cuando se le pregunta si tiene algún consejo para los jóvenes músicos. "No me escuchen a mí", les dice. "No escuchéis a nadie. Hagan lo suyo".  Su mensaje a los jóvenes es claro: crear sin miedo. "Salgan allí fuera, enchufen, suban el volumen y hagan ruido. Digan lo que digan los vecinos de tu ruido, concluye, “se equivocan”.

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07 diciembre 2024, 15:33